-Debemos remar todos en la misma dirección –insistió el jefe
intermedio mientras sus superiores se reían de él en los despachos de las
plantas más altas-. Esto es una barca, y tenemos que remar todos en la misma
dirección. En la misma dirección, ¿entendido? En esta barca todos remamos en la
misma dirección.
Uno de los trabajadores, que apenas llegaba a fin de mes, y
si llegaba apenas podía pagar la luz, harto de escuchar durante hora y media la
misma cantinela, sonrió con ironía y levantó la mano. El jefe intermedio frunció el ceño, visiblemente molesto por la interrupción.
-¿Sí?
-Me pido el del megáfono.
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